sábado, 21 de enero de 2012

La noche de Eva


















Pulsa play y comienza la lectura.


A cada paso algo en ella moría para que algo nuevo renaciese... A cada paso algo caía de sus brazos para poder abrazar algo nuevo.

Subió de noche, sin saber cómo las luces se fueron apagando en el horizonte y la noche cayó sobre ella como cae el halcón sobre su presa. Sentía las garras de los hábitos, de los vicios, de todo lo que hasta ese momento era su real realidad.

La noche en el bosque es algo místico, algo bonito... La noche en el bosque es algo tenebroso, algo a lo que nadie querría enfrentarse. Era necesario subir para poder coger perspectiva y situarse en el mapa de su vida, sin saber cómo, un día perdió el norte y se sentía cómoda en ese despropósito de árboles, arbustos y ramas. Para cuando se quiso dar cuenta su piel estaba llena de arañazos y magulladuras; para cuando se quiso dar cuenta estaba totalmente perdida, perdida y sola en una tierra que no conocía, con caras familiarmente ajenas.

Al principio vio necesario subir por su familia, le aterraba el hecho de no verlos más de la forma en que los vio la primera vez, el hecho de no verles nunca más. Subiría por su madre, que tanto luchó por ella, saldría para volver a verla, para arreglar las cosas con ella. Subiría por sus hermanos, para contarles que estuvo perdida y que el lejano recuerdo de sus caras la animó para salir de la noche del alma. Subiría por su padre, Subiría y se tiraría a sus brazos, le pediría perdón y prometería ser el hijo pródigo... Un crujido, un destello y silencio... la rama le acertó  de lleno en las heridas nocturnas.

Decidió seguir subiendo por todas las personas que quería. Subiendo por que les echaba de menos, subiendo porque les pediría perdón y prometería enmendarse y recompensar. Subiendo porque necesitaba sus abrazos, necesitaba sus risas para continuar, necesitaba necesitarles... Un crujido, un destello y silencio... La trampa se cerró sobre sus piernas magulladas.

Subió por ella misma. Subió por escucharse reír de nuevo, por prometerse el cambio eterno, la rectitud sagrada. Subió porque necesitaba darse una segunda oportunidad, porque se había perdido y necesitaba hallarse. Sin miedo a lo que se encontrase en lo alto de la colina, con ganas de abrazarse, de conocerse, de perdonarse...crujidos, destellos y silencio, trampas, ramas y halcones...nada le motivó tanto como verse en el reflejo de la luna.

A cada paso algo en ella moría para que algo nuevo renaciese... A cada paso algo caía de sus brazos para poder abrazar algo nuevo.


Audio de hoy: Placebo - Running up that hill

No hay comentarios:

Publicar un comentario